Hace 165 millones de años, en los bosques jurásicos se escuchaban sonidos muy diversos. Los grillos primitivos y los anfibios que croaban fueron de los primeros animales
en producir sonidos fuertes a partir de la fricción (estridulación).
Investigadores de la Universidad de Pekín han utilizado el microscopio
óptico para analizar los restos fósiles de un ejemplar de un
grillo prehistórico, Archabolilus musicus, y
reconstruir la canción de apareamiento que emitía este animal 165 millones de años
atrás para conquistar a las hembras. Es, por lo tanto, la melodía
conocida más antigua. Además, los investigadores han estimado que duraba
16 milisegundos cada “pieza”.
El análisis paleobioacústico ha
permitido deducir la ecología del insecto extinguido. Que usara sonidos
claros y altos, con una única frecuencia, para advertir de su presencia a
las hembras, indica que
había bastante ruido a su alrededor, con anfibios y artrópodos cantando al unísono como en una gran "coral". Y al ruido de fondo se sumaban las cascadas, las corrientes de agua y el viento, sugieren los autores en la revista
PNAS. Además, el tono grave indica que estaba especializado en la
comunicación a larga distancia en el bosque jurásico, quizás adaptado a la vida nocturna para huir de predadores diurnos como Archeopterix.
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